Mucho antes de que el ruido de la máquinas estremeciera la tranquila vida de los europeos, en los campos de Inglaterra, y más tarde en los de Francia, se desarrollaba un importante proceso agrario
Los predios comenzaron a cercarse, se vieron las ventajas de la rotación de la tierra, se mejoraron las empastadas y la crianza del ganado se perfeccionó. En los años iniciales del siglo XVII se inició el empleo de nuevos métodos y técnicas que permitieron intensificar el cultivo y aumentar la productividad. A la vez, el transporte adquirió mayor importancia y las comunicaciones abrieron otros mercados a los productos agrícolas.
Hasta avanzada la Edad Media, el arado era lo más sobresaliente que se había inventado para trabajar la tierra. A comienzos de 1700, el agricultor inglés Jetro Tull creó una máquina sembradora que distribuía la semilla en forma regular por hileras y luego la cubría de tierra, sistema que permitió apurar las siembras y reducir la cantidad de granos que había que sembrar.
Pero las mejoras técnicas no fueron tan espectaculares. La agricultura ofrecía poca oportunidad para la especialización, y el empleo intensivo de la maquinaria en el campo llegó tan sólo en el siglo XX. Alrededor del 1780, nuevos tipos de arados se introdujeron al mercado, y un constructor de molinos de Escocia inventó una trilladora más eficiente.
El aumento de la producción de hierro ayudó a sustituir la madera por el metal en la confección del arado y, en 1803, un arado de acero se puso a la venta en el mercado inglés. A fines de 1770, un ganadero inglés logró producir ganado vacuno que daba mayor cantidad de carne, caballar con más fuerza y lanar de mayor tamaño y peso. Se introdujeron nuevas variedades de pastos y abonos. El inglés Charles Townshend descubrió que había ciertas plantas, como el trébol y los nabos, que enriquecían el suelo y evitaban que éste perdiera fertilidad. Haciendo una rotación adecuada de los cultivos, se podía aprovechar la tierra todos los años, sin tener que dejar buena parte en barbecho o descansando.
Gracias a esta revolución agraria se pudo alimentar a una masa humana cada vez más creciente, que empezó a concentrarse en los centros urbanos, industriales y mineros.
Maria G Salas, 19777930, EES
fuente: http://www.si-educa.net/basico/ficha687.html
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